FACTORES QUE INTERVIENEN EN EL VUELO DE LAS BUCHONAS
A continuación describiré mis modestas opiniones sobre el vuelo de los palomos de raza, por si algún aficionado les fuera de provecho, como lo ha sido para mí.
Como criador del Buchón Granadino, sentía curiosidad por investigar objetivamente las razones de la falta de vuelo en nuestros queridos palomos. Así que empecé a estudiar primeramente la teoría física del vuelo, y una vez que tenía el conocimiento del porque vuela un palomo me puse a recopilar información sobre los mismos sobre el terreno en diferentes razas.
Con el objetivo que los palomos me enseñaran todo aquello que no aparecía en los libros, que es todo el conjunto de factores que intervienen en el vuelo y la interacción entre ellos de forma que supiera la causa o las causas por las que un palomo no volaba y así poder corregirlas con los medios que fueran necesarios.
En primer lugar hay que tener claro que en un palomo el peso/volumen de su cuerpo es primordial para el desarrollo del vuelo, que se basa en el Principio de Arquímedes: “Que todo cuerpo sumergido en un fluido recibe de éste un empuje de abajo hacia arriba igual al peso del volumen desalojado por dicho fluido.” Por consiguiente, cuanto mayor calidad de pluma tenga un palomo será un conjunto en el aire más compacto y desalojará un mayor volumen de de aire con menor peso que su cuerpo, con lo que flotará mejor.
Éste es el caso de los Marcheneros o Colillanos, que son extremos de este factor, que se da también en otras razas, pero no de manera tan marcada. En consecuencia, todos los órganos funcionales que intervienen en el vuelo tienen que estar directamente relacionados y en justa proporción con el peso que tienen que mantener en el aire. Esta justa proporción marca el equilibrio en el vuelo con el menor gasto de energía confluyendo el empuje del vuelo desde el centro de gravedad del palomo, que es el punto de equilibrio de todos los pesos sobre el cual parte la resultante de los órganos que dan empuje (alas y cola). De aquí que, según el tamaño y proporciones del cuerpo, la cola y las alas deben ser de un tamaño y proporción adecua-das para desarrollar un tipo determinado de vuelo (lento, rápido, de larga distancia, media, de postura, etc.). En nuestros palomos de raza suelen dar-se las proporciones ideales de ancho del cuerpo, la mitad del largo total, tomado de la punta de la quilla al final de la cola, siendo la proporción la mitad del cuerpo y la mitad de la cola, pudiendo ser en algunas razas la cola ligeramente más larga que el cuerpo en 1 cm o 1,5 más, extremo éste que no está puntualizado en ningún están-dar. La proporción del ala debe ser: las secundarias igual o superior en 1 cm al tamaño del cuerpo, y las primarias de 2 a 3 cm, con lo cual éstas formarán un escalón con respecto a las secundarias de 1 a 2 cm; toda medida inferior a esto va en detrimento de la calidad de pluma en las alas. A su vez las coberteras deben de ser anchas y lo más tupidas posible para conformar una buena pantalla, excepto en las puntas de las tres últimas remeras, que, debido al movimiento de remo al avanzar éstas contra el aire, es conveniente que tengan aireación entre ellas para dejar pasar el aire que luego, al cerrar, les sirva como empuje.
El codillo es importante que tienda a ser ancho y sea pronunciada su concavidad en las secundarias, detalle que se verá acentuado en las razas de vuelo lento, de postura, al tener que mantener una mayor bolsa de aire bajo las alas. Esta característica ayudará a impedir la pérdida de energía producida por remolinos de aire al salir del ala.
En cuanto al número de las secundarias, puede ser de 12 a 13, y mucho más importante es que el número de las primarias sea de 11 a 12 anchas (si son 11 plumas finas ofrecen un peor rendimiento que 10 anchas). Esto es
debido a que el “momento” mayor físicamente hablando se produce en las primarias, ya que “movimiento = fuerza x distancia”, y éstas se encuentran a mayor distancia del cuerpo. También apreciaremos con facilidad esta virtud en los meses de verano, cuando un palomo a igual peso será diferente según el número de remeras que mude; el hueco es mayor en el de 10 plumas que en el de 11 o 12, con lo que el primero apenas no podrá volar y los otros sí. Con respecto a la cola, conviene que esté bien montada, sin dejar escalones ni huecos, con plumas anchas y de 13 a 14, lo más proporcionadas en la simetría del palomo y en el largo, siendo iguales al cuerpo o de 1 a 1,5 cm más. Con este equilibrio el palomo gobernará el efecto timón de la cola sin vicios que le hagan perder energía en sus cambios de dirección. El plumaje de cuerpo, en general, debe ser compacto, resbaladizo y suave al tacto.
Llegados a este punto empecé a investigar razas y palomos en su vuelo. Comencé por el Buchón Quebrado Murciano, porque era un palomo muy simétrico (mismo largo que alto, y mitad de ancho) y muy volador, pero a la vez tenía mucha postura en el aire, con lo cual pensé que me daría información valiosa y variada. Estudié alrededor de 100 palomos en exposición y palomares comprobando sus datos en el vuelo con sus características físicas. De sus datos físicos establecí una tabla de medidas y peso. Comprobé que sus aptitudes en cuanto al vuelo eran muy buenas, que tanto el palomo que sacaba muchos puntos en las exposiciones como el que no todos volaban mucho, pero sorprendentemente su calidad de pluma era pésima: hasta había palomos volando con 9 remeras, y cuando mudaban continuaban volando. Entonces estudié los Morrilleros Alicantinos y vi que con un peso un poco mayor tenían muchísima más calidad de pluma general, pero en cambio es rarísimo ver a uno de estos palomos volando hoy en día.
Estudié al Laudino Sevillano, que curiosamente tiene el mayor abanico de tamaño permitido en su estándar, y comprobé que había palomos grandes que volaban mucho o poco y pequeños que, con poca cantidad de pluma, volaban mucho. Observé al Buchón Granadino con quillas torcidas y grandes (550 g) que volaban hasta una hora sin parar, y otros con mejores proporciones que no volaban.
De todos ellos pude extraer conclusiones sobre los factores que influyen en el vuelo, que serían, con igualdad de importancia: el peso del palomo (a menor peso más facilidad de vuelo, y si llega a pesar demasiado no volará aunque tenga buena calidad de pluma), el instinto de vuelo y el entrenamiento desde pichón. En segundo lugar la calidad de pluma, tres desequilibrios musculares en los pectorales por quillas torcidas, cuatro cañones rajados o plumas medio roídas (defectos genéticos).
En el caso de los Quebrados Murcianos, aunque tenían mala calidad de pluma, volaban porque tenían poco peso y se entrenaban desde pichones, y gracias a la poco consanguinidad y a que se seleccionaban en vuelo y no tanto en exposiciones no habían perdido su instinto de vuelo, pero en los Granadinos con las mismas características si aumentamos el peso por encima de los 600 g dejaban de volar, porque en este caso al aumentar el peso el factor de calidad de pluma debe de ser bueno y en general al aumentar el peso el nivel de exigencia de perfección en los factores es mayor.
En el caso de los Morrilleros Alicantinos, tienen aparentemente todos los factores para el vuelo muy desarrollados, pero no vuela principalmente porque la consanguinidad ha adormecido el instinto volador y las exposiciones han hecho el resto, como en otras razas orientadas a destruir las motivaciones del criador para volar sus palomos.
En el caso de los Laudinos Sevillanos, el que volaba con mala calidad de pluma era pequeño (sobre 22 cm) y conforme veía palomos con más peso si no acompañaba proporcionalmente la calidad de la pluma automáticamente los palomos volaban menos o no volaban.
También había palomos que reunían todas las condiciones para volar pero no se les había seleccionado haciendo hincapié en el instinto de vuelo, con lo cual no lo mostraban. Tengo que decir frente a este instinto que la consanguinidad “adormece” el instinto volador, como en el Marchenero o el Morrillero, pero es a base de años de consanguinidad, no solamente con un cruce o dos.
También observé que volando al palomo en solitario desde pichón desarrollaba el 100% de las aptitudes de vuelo, y conforme se le acompañaba con más palomos, a medida que se aumentaba el número iba perdiendo facultades de vuelo, y además se iban recortando unos a otros.
Conclusión
Cuanto más pesa el palomo, mejor calidad deben de tener todos los factores, no pudiéndose permitir el lujo de que falle alguno. No incluiría las proporciones que se dan en nuestros estándares como factor determinante para mejorar el vuelo puesto que he encontrado sobrados ejemplos de palomos más largos que el doble de su pecho en varias razas, tanto pesadas como ligeras, y han volado exactamente tan bien como los que las cumplían. Incluso diría que con el aumento del peso conviene que la cola y las alas sean más desarrolladas proporcionalmente dentro del largo total de 1 a 1,5 cm más que la mitad del pecho.
PEDRO A. GONZÁLEZ
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